Historia

Lucía Arce Ovares
Historiadora

La Casa Jiménez Sancho (CJS) fue construida posterior al terremoto de 1910, en el corazón de Cartago, dado que el inmueble anterior puedo haberse destruido, como el 90 % de la ciudad.

Foto antigua de personas frente a casa en ruinas
Muestra de terremoto de Cartago, 1910. Fotógrafo desconocido.

Fue herencia de Micaela Sancho Oreamuno y utilizada como hogar del matrimonio con José Manuel María Jiménez Oreamuno (casados el 30/09/1875); procedentes ambos de familias con amplio capital económico y vinculadas históricamente con la política.

Los primeros antecedentes registrales de la propiedad que ocupa la Casa Jiménez Sancho, se remotan al siglo XVIII.

José Romualdo Zamora Flores y Juana Rita Coronado Soto, oriundos de Heredia, se casaron el 22 de abril de 1755 (ver sección Árbol genealógico).

Según indagaciones aportadas por la historiadora Yanina Ruiz Siles, el matrimonio Zamora Coronado se trasladó a vivir a Cartago en 1779, dado que, Romualdo fue contratado como escribano público en el cabildo de esa ciudad (Índice de Protocolos de Heredia. 1721-1851: 199).

Estableciendo una residencia permanente, compraron una casa de adobe, cedro y teja, que se ubicaba en el centro de Cartago, frente a la Iglesia de San Francisco (en el mismo terreno donde hoy se ubica la Casa Jiménez Sancho) y que pertenecía a Petronila de Ibarra Bermúdez (ANCR. Índice de Protocolos de Cartago, 1751-1754: 330, 331). Ver plano de Cartago de 1779.

Romualdo Zamora falleció en 1790, mientras que, Rita Coronado, en 1806. Esta última heredó la casa a su hija Joaquina, por “[…] el buen servicio que dio a su sra (sic) madre en todo el tiempo de su larga enfermedad, y especial amor con el que se dirigió para con ella.” (ANCR. Mortuales coloniales de Cartago. Juicio sucesorio de Rita Coronado, viuda de Romualdo Zamora Flores: 3. CR-AN-AH-MORCOCAR-000592).

En 1807, Joaquina Zamora Coronado contrajo matrimonio con Ramón Jiménez Robredo, y, pasaron a residir en el inmueble aportada por ella. Ver “Fragmento de plano 1801-1821”

Estos fueron padres, entre otros, de Jesús Jiménez Zamora (1823-1897) y de José Manuel Jiménez Zamora (1813-1888). Este último padre de José Manuel Jiménez Oreamuno, esposo de Micaela Sancho Oreamuno.

Según los aportes de Ruiz Siles, en los registros parroquiales de la familia Zamora Coronado no se indica el lugar exacto del nacimiento de ninguno de sus miembros, solo se cita la provincia de Cartago.

Siendo usual que las mujeres dieran a luz en su casa de habitación, acompañadas por una partera, esto haría factible que, los hijos de la familia nacieran en la casa donde estaban residiendo.

Hacia 1824, no existía ningún registro de que los Zamora Coronado tuvieran otra residencia en Cartago centro (ANCR. Índice de Protocolos de Cartago, 1818-1850).

De tal manera que, resulta bastante posible, que, el expresidente Jesús Jiménez Zamora (1823-1897), hubiera nacido en el terreno en mención, en una vivienda que existió trasanterior a la Casa Jiménez Sancho. 

Así fue anotado en las declaratorias que actualmente tiene el bien patrimonial, que en el caso de la declaratoria de reliquia de interés histórico y arquitectónico” (Decreto Ejecutivo N. 16134-C, del 03/05/1984) y de Monumento Nacional (Decreto Ejecutivo N. 7681 del 14/08/1997), la que, particularmente, indica que,

“Declárese monumento nacional la antigua casa de habitación del Presidente de la República, doctor Jesús Jiménez Zamora, ubicada en avenida 3ª, entre calles 4 y 6 de la ciudad de Cartago.”

Empero, es irrefutable, que, Jesús Jiménez no vivió en la Casa Jiménez Sancho, dado que esta se construyó posterior al terremoto de Cartago de 1910; mientras que el expresidente falleció en 1897; contrario a lo que afirma esta declaratoria.

Luego de la muerte de Joaquina Zamora, la casa, particularmente, fue dada en herencia a sus hijas Ana y Juana (ver Sección Árbol genealógico). La primera falleció, siendo soltera, en 1849, y, sustentados en el mayorazgo (Leyes del Toro, N. 40 a N. 46), consistente en testar en favor del primogénito con el fin de que el patrimonio familiar no se reduzca, la parte de Juana pasó a ser propiedad del hijo mayor, Eustaquio Jiménez, quien fue sacerdote. Posteriormente, Ana, le heredó la otra mitad también a este, quedándose con el bien completo.

Para 1822, se suscitó el terremoto de San Estanislao, que afectó significativamente a Cartago. No se han identificado documentos que se refieran a la afectación que pudo tener la residencia de los Jiménez Zamora, pero, extendiendo el alcance de los daños de inmuebles cercanos, se puede presumir que este pudo ser sustantivo, y, que, por ello, se terminara derribando.

Documentos originales indican que un hermano de Jesús Jiménez, el sacerdote Eustaquio Jiménez, construyó una casa en el sitio cuando ambos eran adultos.

Según los registros identificados a la fecha, en la propiedad que actualmente ocupa la Casa Jiménez Sancho, se construyeron dos casas antes de esta última, las que fueron afectadas severamente por los terremotos de San Estanislao (1822) y de San Mónica (1910).

Escaneo de documento antiguo
Venta de terreno donde actualmente se ubica la CJS. Fuente: Archivo del Registro de la Propiedad. Registro Antiguo. Libro 22 y Segundo. Folio 52 y vista. Del 30/09/1873.

Agrega el documento que Eustaquio Jiménez Zamora vendió la casa a Rafaela Oreamuno Carazo (1838-1910) “…mayor, viuda, de oficio mujeril i (sic) vecina de la Ciudad de Cartago, por precio de tres mil pesos,[1] que la compradora se obligó a pagar en diversos plazos, reconociendo el interés de seis por ciento anual i (sic) dejando hipotecada…” (Inscripción N. 1, Libro 22 Segundo, Folio 52 y vista). Finalmente, Rafaela liberó su casa en 4 años.

Micaela Sancho Oreamuno, con 18 años. Fotógrafo desconocido. Archivo personal de Roland Agüero Echeverría.

Micaela Sancho Oreamuno nació en 1856, en el contexto de la Campaña Nacional de 1856-1857, durante la cual, los costarricenses libraron una guerra contra el filibusterismo liderado por el estadounidense William Walker. Según relato de los descendientes de Micaela, su padre, Alejandro Sancho Alvarado (1815-1856) murió producto de la peste del cólera, por lo que la niña nunca llegó a conocerlo.

Descendiente de una familia adinerada, que acrecentó su fortuna a partir del alquiler de dinero y los bienes raíces. Su madre, Rafaela y sus tíos Desiderio y Florencia (Oreamuno Carazo), destacaron hábilmente en dichas actividades, las que, heredó la misma Micaela. Esto le permitió mantener sus ingresos, actividades y manutención de su familia, a pesar de haber enviudado a mediana edad (41 años).

Desiderio Oreamuno Carazo, tío de Micaela Sancho. Fotógrafo desconocido. Archivo personal de Roland Agüero Echeverría.

Para 1899, Rafaela Oreamuno Carazo donó la casa a su única hija, Micaela Sancho Oreamuno, reservándose el derecho de usufructo mientras viviera. La que, para final de siglo XIX, había aumentado su precio a ¢10.000 (Registro Propiedad, Asiento 702, Folio 77 del Diario), en un crecimiento de cerca de 13 % anual, evidenciándose el alto valor de la propiedad.

A esta herencia se le sumó una casa en San José, 7 acciones del Banco de Costa Rica por un valor de ¢1000, una deuda por alquiler de dinero por ¢1500 de garantía hipotecaria y un terreno de 337 m², contiguo a la Casa Jiménez Sancho, con un valor de ¢250. Esto, posterior a la muerte de su madre en 1910, mediante juicio sucesorio (entre 1910 y 1913).

Juicio Murtual de bienes de Rafaela Oreamuno Carazo, en favor de Micaela Sancho Oreamuno.

Fuente: Expediente Juzgado Civil, N. 3980. Archivo Nacional de Costa Rica.

Hoja de libro de actas

La familia Jiménez Sancho

José Manuel María Jiménez Oreamuno. Fotógrafo desconocido. Archivo personal de Roland Agüero Echeverría.

José Manuel María Jiménez Oreamuno nació en 1849, estudió medicina en Estados Unidos (Jefferson College de Filadelfia), destacándose por el desarrollo de su profesión en Costa Rica, contribuyendo con el establecimiento del Hospital de Cartago y aportando con dar una mayor rigurosidad científica a la Facultad de Medicina, además de participar, en algunos momentos, en tareas de carácter político.

Micaela y José Manuel (más conocido como José María) se casaron el 30 de setiembre de 1875, cuando él contaba con 26 años y ella con 19 años.

Escaneo de documento antiguo

Acta de matrimonio de Micaela Sancho Oreamuno y José M. María Jiménez Oreamuno.

Fuente: Archivo Histórico Arquidiocesano de San José.

Es posible que, una vez heredada la casa, el matrimonio y sus hijos vivieron en esta, la que, derribada por el terremoto, dio paso a la nueva edificación, conocida actualmente como Casa Jiménez Sancho.

José M. María Jiménez Oreamuno y algunas de sus hijas, siendo niñas. Archivo personal de Roland Agüero Echeverría.

Micaela y José Manuel procrearon diez hijos, de los cuales, sobrevivieron 6 de ellos, cinco mujeres y un varón.

María Micaela Sancho Oreamuno con sus hijas e hijo. Fotógrafo desconocido. Archivo personal de Roland Agüero Echeverría.

De ellos, únicamente María Cristina y José Miguel crearon vínculos conyugales. 

María Cristina Jiménez Sancho casó con Manuel Echeverría Aguilar (1867-1947), abogado, formado en Europa. Procrearon 11 hijos.

Familia Echeverría Jiménez. Fotógrafo desconocido. Archivo personal de Ricardo Muñoz Nanne

José Miguel Jiménez Sancho casó con Ranghild Elbretch Jurado (1914-1998). Procrearon 5 hijos.

Familia Echeverría Jiménez en el pórtico de la Casa.

Fotógrafo desconocido. Archivo personal de Roland Agüero Echeverría.

Conozca más sobre los vínculos de la familia Jiménez Sancho

Foto de retrato de masculino.
Manuel Echeverría Aguilar.
Fotógrafo desconocido. Archivo personal de Ricardo Muñoz Nanne.

Fuentes orales han sugerido que fue Manuel Echeverría Aguilar, abogado de reconocida trayectoria y yerno de Micaela Sancho, fue quien pudo haberle sugerido la compra de una casa por catálogo en Bélgica, país donde había vivido un periodo mientras realizó estudios de Derecho (Universidad Libre de Bruselas), en tiempo anterior.

Esta versión no ha sido corroborada, dado que, a la fecha, no se ha identificado el plano original de la Casa o documentos de compra y procedencia de la empresa fabricante.

La escogencia del modelo, las gestiones de compra, embarques, traslados por tren, ensamblaje y colocación de detalles de la nueva casa, estuvieron a cargo de Micaela. Su esposo, José María, había fallecido al menos una década atrás (1897), producto de hidropesía, a los 48 años.

Acta de defunción de José M. Jiménez Oreamuno. Archivo Histórico Arquidiocesano de San José.
Fuente: Expediente Juzgado Civil, N. 3980. Archivo Nacional de Costa Rica.

Dicha tarea estaría, inicialmente, dirigida por Rafaela Sancho Carazo. Con el terremoto de mayo de 1910, en Cartago, y su amplia destrucción, Rafaela, Micaela y sus hijos se fueron a residir temporalmente a San José. Sin embargo, Rafaela falleció 4 meses después (25/09/1910).

La construcción de la Casa Jiménez Sancho cuenta con un área de cerca de 1400 m², posee fachadas hacia el oeste y al sur, con corredores en cada una y gran cantidad de salas a cada costado, de forma simétrica; encontrándose en el centro de la edificación un amplio comedor hexagonal de amplísima belleza, el que, estuvo profusamente amueblado y decorado en su ocupación original.

Foto antigua de comedor
Comedor de la Casa. Fotógrafo desconocido. Archivo personal de Roland Agüero Echeverría.
Casa Jiménez Sancho, construcción original con torre sobre vestíbulo

Inicialmente, contó con un aposento sobre el vestíbulo, en un segundo nivel, con acceso a través del ático, el que fue demolido por la familia, quizá hacia la década de 1950 o 1960.

La amplitud y distribución del inmueble evidencia el estilo de vida de la alta sociedad costarricense hacia finales del siglo XIX e inicios del XX.

Conozca más sobre el legado arquitectónico y estilístico de la Casa

Durante la estancia de la familia en la CJS, esta fue conocida como “El Vaticano”, dada la devota filiación católica que mantenían, además de la frecuente visitación de miembros del alto clero al sitio. Micaela perteneció a diversas organizaciones católicas de Centro y Suramérica, mientras que, en Cartago, fue protectora de las monjas Bethlemitas.

Procesión frente a la Casa Jiménez Sancho. Fotógrafo desconocido. Archivo de Roland Agüero Echeverría

Uno de sus aposentos fue un oratorio, el cual se estableció con permiso del Papa Pío X.

Fuente: fotografía propia, realizada al documento original, que es propiedad de Roland Agüero Echeverría. Se encuentra enmarcado desde hace muchos años, lo que ha contribuido con un deterioro significativo, sobre todo en las secciones del centro al inferior; esto, debido a la humedad, el paso del tiempo y estar fijado al vidrio.

Foto antigua de sacerdote con estudiante frente a portón de casa.
Niño y clérigo saliendo de las clases de catecismo que se impartían en la Casa Jiménez Sancho, en la sala destinada para oratorio. Fotógrafo desconocido. Archivo personal de Roland Agüero Echeverría.

Contaba con un altar, que tenía, al centro, la Virgen Inmaculada Concepción, mientras que en los laterales se encontraban dos santos; imágenes todas compradas en Europa. Años después, este sitio fue usado para impartir catecismo a menores, por parte de clérigos y las mismas hijas Jiménez Sancho, sobre todo Adelia.

Micaela Sancho falleció pocos años, en 1915, después de haber completado la construcción de la Casa. La prensa fue profusa en artículos dedicados a reconocer su altruismo y vocación solidaria por los menos privilegiados, mediante continuos aportes de beneficencia a lo largo de su vida.

Anuncio de prensa de obras fúnebres
Anuncio de prensa por fallecimiento de Micaela Sancho Oreamuno, 1915. Fuente: El Renacimiento, 18/07/1915.

La Casa la donó a sus hijas, Ana María, Emilia, María Luisa y Adelia, por partes iguales, según Inscripción N. 3, “…quienes aceptaron la donación”; estimando la propiedad en veinticinco mil colones. Así consta en la escritura dada en Cartago, el 10 de mayo, de 1915 (Asiento 849, Tomo 103 del Diario, Registro de la Propiedad).

Retrato de dos mujeres
Adelia (primer plano) y María Luisa, ambas Jiménez Sancho. Fotógrafo desconocido. Archivo de Roland Agüero Echeverría

En 1927, producto de la muerte de Ana María, la Casa pasa a ser propiedad de Emilia, María Luisa y Adelia Jiménez Sancho; cuyo valor del derecho cedido fue de 6.000 colones (Registro Propiedad, Asiento 702, Tomo 77 del Diario). Y veinte años después, en 1947, falleció María Luisa y el bien quedó en manos de Emilia y Adelia en partes iguales (Registro Propiedad, Asiento 5531, Tomo 195 del Diario).

Sala de la Casa Jiménez Sancho. Fotógrafo desconocido. Archivo personal de Roland Agüero Echeverría.

Finalmente, la Casa quedó en propiedad de Adelia, al morir Emilia (Boletín Judicial N. 137 del 18/06/1966).

Adelia alcanzó los 92 años, y residió en San José hacia el final de su vida, para atender su salud con mayores servicios ofrecidos en la capital.

El único hijo varón procreado en el hogar Jiménez Sancho, fue el médico José Miguel, quien nunca heredó derecho alguno de la Casa, sino que, tuvo acceso a otras propiedades. Sin embargo, tanto él, como su familia de procreación, los Jiménez Elbretch, vivieron por un largo periodo en el inmueble, instalando allí, incluso, su consultorio médico.

También residieron los nietos Echeverría Jiménez, principalmente Juan y María de los Ángeles.

Para 1972, la Casa fue hipotecada (Registro Propiedad N. 179, Tomo 36, Folio 70).

Con el inicio del decenio de 1980, la UNED alquiló el inmueble para uso académico y posteriormente lo facilitó al Colegio José Figueres Ferrer.

En 1985, fue declarada “Reliquia de Interés Histórico y Arquitectónico”, debido a que es una las edificaciones más destacadas de Cartago por su legado histórico; además de, Monumento Nacional, en 1997.

El paso del tiempo y el escaso o nulo mantenimiento, llevó a la Casa a un gran deterioro.

Anuncio de venta de la CJS, en la década de 1980. Fotógrafo desconocido.

La UNED adquirió la propiedad en 1992, habiendo realizado una destacada restauración durante casi dos décadas (2000 a 2019), en conjunto con el Centro de Patrimonio del Ministerio de Cultura y Juventud, devolviéndole su impresionante belleza.

En la actualidad, la institución da cuenta del valor patrimonial, histórico y educativo del inmueble, y continúa con absoluto compromiso.

La Casa Jiménez Sancho es un espacio de cultura vivo y dinámico, que contará con salas de exhibición artística, historia, librería, tienda de recuerdos, cafetería, espacios de coworking, sala de reuniones y más. Poniendo así, al servicio de la sociedad, este emblemático patrimonio nacional.

Fotografía de Raquel Badilla Barrientos (© UNED)

[1] El peso era la unidad monetaria de la época.